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Un triunfo necesario de Los Pumas ante Japón

Inmediatamente después de acertar la conversión del segundo try de Mateo CarrerasEmiliano Bofelli da la impresión de mover la cabeza como en señal de desaprobación. Después de un par de patadas desviadas, de esas que hace mucho no falla el crack criado en Duendes de Rosario, emboco desde una posición sencilla pero casi rozando uno de los postes. Ese gesto, de haber existido, pudo haber sido la síntesis de lo que vivieron Los Pumas en su, al fin y al cabo, exitoso paso por Nantes.

En tren de no despreciar obviedades, lo primero que hay que poner encima de la mesa es que se logró el objetivo del día. Se le gano a Japón, se avanzó a los cuartos de final del Mundial, se aseguró un mano a mano con Gales y hasta se garantizó la plaza para el 2027 en Australia. Como suele pasar con esos partidos que te llevan al límite de las tensiones, uno termina quedándose mucho más con el qué por sobre el cómo. Jugar con excelencia bajo presión es algo que logran muy pocos equipos. Tan difícil como corregir errores del pasado inmediato justo cuando viajas al límite. Ya hablamos al respecto: lo supero el seleccionado en Qatar, lo hizo alguna vez la Generación Dorada en Atenas y los chicos del voleibol en Tokio. Cuando la contracara de lograr el objetivo es volver a casa antes de lo deseado cuesta disimular aquello de “la necesidad tiene cara de hereje”.